Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
TRAS BAMBALINAS.- La última piedra y la primera bendición
Muchas cosas podrán decirse de Andrés Manuel López Obrador, pero ninguna en el sentido de que sea "VULGAR" en nada. Ni vulgar ladrón, ni vulgar ambicioso, ni vulgar político. Es normal que a muchos nos genere profundas dudas y desconfianza, precisamente por esa forma "ANORMAL" de ver las cosas y de "SIMPLIFICAR" la solución de los problemas.
Quizá esto ocurre porque, por generaciones, nos acostumbramos al "TREMENDISMO" político del PRI, cuyos funcionarios generaban problemas para luego convertirse en SOLUCIONADORES del conflicto y elevar así sus bonos para ocupar puestos públicos de mayor nivel. A eso se le llama PERVERSIDAD, y fue lo que permeó los gobiernos del PAN a nivel federal y del PRD en el DF.
Crearon MONSTRUOS que quizá por ser solo simulaciones, empiecen a desaparecer a partir de esta semana, con la sola entrada en vigor de la 4T. Entonces SERÁ EL MILAGRO DEL VERBO REDIVIVO. De lo contrario, el exorcismo que empieza será aún más doloroso de lo que todos esperábamos y la promesa del PUNTO FINAL no podrá llevarse a cabo porque los demonios seguirán sueltos.
El de la CORRUPCIÓN es el primero en ser atacado y el silencio de los priistas en San Lázaro es quizá el síntoma del pánico que existe entre sus filas de ser perseguidos por los miles de negocios familiares que armaron al amparo del poder. De ahí el ostracismo de los Beltrones, de los Gamboa y los Camacho, desfondando a un partido que cada día se ve más débil, en espera de que AMLO al menos SÍ CUMPLA ESA PROMESA DE NO PERSEGUIRLOS.
El segundo grave problema que se enfrenta, es el de la inseguridad y la violencia, que va mucho más allá del expediente por el número de fosas clandestinas encontradas en los últimos 20 años, de asesinatos y ejecuciones, hasta la extorsión y el secuestro. Este es un monstruo de mil cabezas, que se ha extendido por todo el territorio y toma diversos rostros para camuflarse entre pueblos enteros que toman su pobreza como pretexto para robar combustible o, en el lado contrario, para linchar y tomarse la ley con su propia mano.
Éste es quizá uno de los DEMONIOS más temibles a los que tendrá que enfrentar el NUEVO RÉGIMEN y el NUEVO PRESIDENTE, porque supondrá en momentos ir contra molinos de vientos y atajar fantasmas que se hacen parecer víctimas o parte del pueblo. Los rostros de la violencia se han empezado a expresar en distintas formas, que llegan desde la simple inflexión verbal, hasta el lenguaje corporal, donde todo se vuelve amenazante y cualquier pregunta mal dirigida se toma como agresión.
El sector que más de cerca ha vivido estas nuevas formas de violencia es la prensa. Además de la violencia física y los asesinados, vemos ahora reporteros, vilipendiados, anatemizados y expuestos al bullying por el simple hecho de insistir en temas incómodos, que a algunos políticos les parecen "PRUEBA SUPERADA". Hoy es motivo de burla el cuestionar: ¿por qué todo un aparato Legislativo tiene que acomodarse para cumplir caprichos y nombramientos que, a fuerza de SOBERBIA, se vuelven escándalo? El mensaje parece ser ahora: "¡PREGUNTA BIEN O TE ARREPENTIRAS!"
Pero, como decíamos al principio, López Obrador no es una persona vulgar; ni común, ni corriente. En su fuero interno hay algo que mueve sus actos. No sabríamos decir si es un dios, un ancestro, una creencia, pero es evidente que sus actos pasan por un cedazo invisible que lo orillan a hacer cosas "raras", como el pretender la promulgación de una CONSTITUCIÓN MORAL, que nos parece a todas luces inútil si la CONSTITUCIÓN GENERAL DE LA REPÚBLICA no se cumple a cabalidad.
Sea como sea, entre una y otra Constitución hay un tamiz, una línea divisoria no sólo entre lo que es el poder político y el económico, sino entre las leyes del hombre y una ley superior que guía nuestros actos y nos obliga a respetar al de enfrente por mucho que lo odiemos o nos sea antipático. Esa es, al menos, la base mínima de la convivencia y de todos los actos del ser humano. De ahí parte incluso la teoría de los juegos del hombre, no del hambre: respetar al rival incluso desde la derrota, no como un acto de sometimiento, sino de equilibrio de fuerzas donde lo normal es que uno gane y otro pierda.
Pero convertir todo eso en un acto de venganza y llevarlo hasta el escarnio público, no sólo desnaturaliza esos principios que se quieren impulsar, sino que vuelve abusivo, amenazante y perverso al que se monta en ese lado oscuro del que compite para aniquilar, para avasallar, para sojuzgar al oponente y convertirlo en su víctima permanente o en su esclavo. Esa es, sin duda la mentalidad del asesino, del pederasta, del violador, del que aplica su ley porque las condiciones están de su lado. Ese es el perfil del dictador.
Si López Obrador quiere apartarse de ese lado oscuro de la luna y recuperar la credibilidad, tiene que empezar a alejarse desde ya de ese tipo de personajes que sólo ven en el arribo al poder un caño de sus venganzas. No hay buenos augurios, para un país que lleva más de dos décadas sumido en el miedo y la inseguridad, cuando sus nuevos líderes le vienen a hablar con ese lenguaje incluso más violento, que se va hasta el subconsciente porque es algo que por generaciones hemos escuchado y aprendido.
¿En qué parte de una Constitución Moral cabe una máxima como "se las metimos doblada"? ¿Así va a ser el tono y el mensaje con sus gobernados? ¿Eso es los que nos merecemos quienes abiertamente decimos que no estamos en todo de acuerdo con usted? ¿Esos son los principios de una democracia representativa? Yo creo que no, señor Presidente. No es con el tono ni el léxico de los cobardes como se debe responder a los otros. Entiendo el grado de odio y frustración que dejó el paso del PRI, PAN, PRD, PRI en estos últimos 18 años, pero no queremos caer nuevamente en el limbo de la intolerancia y de la violencia nuevamente.
Si hay sensibilidad en el futuro gobierno, Paco Ignacio Taibo II no debe ser ratificado no sólo como director del Fondo de Cultura Económica. En ningún cargo público puede caber alguien que desde el fondo de su intolerancia y su amargura hoy se regodea entre las miasmas que dejan los derrotados. Es como regodearse con las imágenes repetidas en este país, donde una turba agarra al violador, lo golpea, lo arrastra, lo lapida, lo despedaza y lo quema vivo en medio de las risotadas de un pueblo indiferente.
Es justo en ese momento, señor Presidente, cuando "EL PUEBLO SÍ SE EQUIVOCA". No lo haga usted desde el arranque y menos con personajes de medio pelo que más bien parecen consejeros del mal.
No basta una disculpa, ni pública ni privada, porque entonces nos estaremos colocando del lado de lo que ahora estamos criticando: del lado de la humillación y el escarnio para demostrar: ¡TE VENCÍ!. No. Esto requiere un examen más profundo de lo que es y debe ser nuestra actitud como ser humano, como hombre y como compañero en una sociedad cada vez más confundida y asustada. ¿En qué mundo queremos que nuestros hijos y nietos corran y caminen?
Va más allá de un acto de misoginia y de sexismo. Es una actitud inconsciente pero arraigada, de inclinación por la supremacía, de aplastamiento del otro; de creer que por una superioridad en algo, podemos menospreciar al prójimo en todo. Es simplemente creer que no somos iguales aunque sólo nos diferencia la fortuna o el infortunio de nacer en cunas distintas, marcadas por desventajas de lugar, tiempo y espacio. Somos iguales, aunque la inteligencia, la pobreza o la virtud no siempre se hereden. Lo que nos hace iguales es que pertenecemos a una misma especie.
PD: Por cierto, que Dios lo bendiga en este inicio, incluso desde la perspectiva de que no estaremos de acuerdo con usted en muchas cosas de haga o diga. Pero entendemos que en el ejercicio del Poder, como usted ya lo está viendo, una cosa es lo que alguien quiere y otra muy distinta la que la realidad nos impone. Son los astros, es el cielo ¡sabrá Dios qué será! pero vendrán tiempos también de profunda decepción y soledad, que es cuando uno empieza a extrañar a los suyos, a los más próximos, eso ya le vendrá.