Calaveritas de azúcar: décadas de una dulce tradición que no muere
01 de noviembre de 2018
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21:52
Uriel Morales Pérez/Quadratín
MORELIA, Mich., 1 de noviembre de 2018.- Cada año, a la llegada del penúltimo mes, salen a las calles a llevar una dulce tradición a los ciudadanos que gustan de vivir las festividades del Día de Muertos con este emblemático personaje.
Se trata de las calaveritas de azúcar, las figuras infaltables en las casas, pero sobre todo en los altares a quienes ya se han adelantado y partido de este mundo terrenal y que cada 1 y 2 de noviembre se recuerda con fervor.
De todos tamaños, estilos, colores y formas, estos personajes se han convertido en un elemento prioritario al momento de hablar de la festividad de esta época, sin perder el toque y el sabor.
Eugenio Jiménez, quien lleva casi toda su vida enfocada a esta dulce producción, expuso a Quadratín su gusto por el oficio que ha debido perfeccionar con el paso de los años para mantener a los clientes y sobre todo, renovarse apegado a la tradición y los gustos de los consumidores.
“Las novedades son de acuerdo a la demanda del mismo cliente, incluso el decorado de la calavera tradicional la misma gente lo ha cambiado bastante porque ya no lo aceptan como era antes, que era el decorado de cruz, ojos y decorado en blanco, y ahora quieren más flor, colores más intensos y decorado distinto”.
Este oficio, en el que inició hace 40 años, lo ha mantenido vivo entre sus familiares cercanos, y sobre todo con sus hijos, a quienes ha inculcado que deben enfocarse en no perder las tradiciones mexicanas que han sido además el sustento económico.
“Llevo más de 40 años ya en la producción de calaveritas, es de generación en generación que hemos venido trabajando el dulce para muertos; mis tatarabuelos iniciaron y ha ido en familia, mis hijos también van sobre la marcha de las calaveras.
La elaboración
Sobre la elaboración de estas figuras, don Eugenio menciona que es un proceso que implica meses de preparación, dependiendo además si se elabora con azúcar glas o azúcar refinada.
Las que se elaboran en azúcar glas se comienzan a trabajar entre abril y mayo, mientras que las elaboradas con azúcar refinada se preparan desde julio, para que al concluir su proceso de elaboración comience el decorado en septiembre para que estén listas para ofrecerse en noviembre.
“Estamos hablando sobre unos 5 mil pesos en azúcar, envasada en costales; azúcar refinada y azúcar glas; para las calaveras de azúcar refinada esta se hierve en casos de cobre y el azúcar glas se trabaja en frío.
“La figura se le da con moldes de barro y la azúcar glas con moldes en yeso y resina; nosotros descansamos cuatro meses porque empieza el calor y hay que empezar a trabajar con el azúcar glas, que levanta más rápido; actualmente se vende más la calaverita de azúcar glas”.
Una vez que se seca el azúcar se retiran de los moldes los restos para que quede limpia la figura de la calaverita y posteriormente poder decorarla con los colores vegetales, que puede implicar hasta tres semanas, desde el inicio hasta que se concluye la figura.
Aunque a veces las ventas no son las esperadas, no desisten de seguir en el camino de la venta de calaveritas y han ido incorporando otras figuras, sin quitarle protagonismo a las figuras de azúcar, en la que invierten en promedio 5 mil pesos.
Así como ellos, muchas otras familias mantienen vivas estas tradiciones que pese al paso de los años y el ingreso de más elementos en esta conmemoración, siguen siendo las predilectas.
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