Cae nuevamente el Granada de Memo Ochoa
MORELIA, Mich., a 4 de marzo de 2017.- A veces las cesiones se vuelven en contra del equipo que libera al jugador y ese drama lo vivió el Granada el día menos propicio al ver cómo un tanto del venezolano Darewin Machís decantaba un duelo clave en la zona baja ante el Leganés.
De acuerdo con un comunicado, en el arranque, el encuentro cumplió con las expectativas previas. Se sabía que iba a ser duro, igualado, poco vistoso e intenso. Lo habitual cuando se enfrentan dos equipos que luchan por el mismo objetivo.
Salieron ambos más preocupados de no fallar que de sorprender al contrario. Bien plantado y más voluntarioso el Granada, al menos el tiempo que tardó el Leganés en hacerse con el balón para construir sus acciones ofensivas.
Al frente de la labor Rubén Pérez, cedido por los andaluces al conjunto de Butarque. El centrocampista hizo una exhibición de arquitectura futbolística dibujando horizontales y diagonales de todas las longitudes posibles.
Estas últimas encontraban en muchas ocasiones la colaboración de un ofensivo Diego Rico que recibía, enfilaba la línea de fondo y centraba al área. En una de esas a punto estuvo de llegar Guerrero para empujarla a la red. El resto, progresiones de los extremos y balón parado. Faltas laterales y córners que inquietaban principalmente en las segundas jugadas.
Mientras los granadinos esperaban su momento sin preocuparse por no tener la iniciativa. Arriba, el desborde aislado de Andreas y Carcela servían de aliño para el trabajo incansable de Adrián Ramos. Pero todo ello no fue suficiente para generar inquietud antes del descanso.
El reposo en mitad de la batalla le sentó de maravilla al anfitrión, que asomó del túnel mostrando los colmillos y con furia en la mirada. El costado zurdo se hizo una autopista por la que circulaban sin miedo a los radares Szymanowski al volante y Diego Rico como copiloto.
Juntos trenzaron una jugada que acabó con remate de Bustinza desviado a saque de esquina. Ya en solitario, el argentino dejó dos grandes centros. Uno lo cabeceó fuera Guerrero en el primer palo. Otro encontró en el pico opuesto del área a El Zhar, pero su golpeo lo detuvo Ochoa. El partido era ya monocromo.