Consulta ilegal y falsa/Luisa María Calderón
El próximo fin de mes, se llevará a cabo una consulta sobre el destino del nuevo aeropuerto internacional. Es una consulta no legal, según dijo Jesús Ramírez, el vocero del presidente electo Andrés Manuel López Obrador en entrevista que le hicieran el viernes por la noche en un programa de radio.
Así lo admitió cuando le preguntaron si el INE intervendría en la consulta a realizarse: respondió que no, que el INE sólo interviene en las consultas legales.
Después, cuando preguntaron los entrevistadores cuánto costará, dijo que no costará porque serán voluntarios organizados quienes la llevarán a cabo, que una empresa será la que realizará la encuesta complementaria y tampoco cobrará, y que el material que se usará también será donado.
Una belleza de generosidades desinteresadas y unos ciudadanos que nos vamos a creer ese cuento. A la pregunta de con qué padrón se aseguraría que los ciudadanos que acudan a participar en la consulta no se repitan en varias casillas, el vocero respondió que tienen una app que lo impedirá y que es ¡más confiable que la propia lista nominal de electores!
Total, que falacia sobre falacia sostienen la farsa de una consulta a la que la ciudadanía está siendo convocada para legitimar una decisión de gran envergadura y trascendencia nacional. En esa decisión de un presidente que aún no es constitucionalmente presidente, se basará la credibilidad, la confiabilidad y la certidumbre financiera de nuestro país.
Por otro lado, el electo presidente ha declarado que, si la iniciativa privada va a invertir en ese aeropuerto, pues, puede ser que admita que tal construcción continúe.
Del otro lado, y con una actitud irracional, como la que tuvo frente a la representante legal de una empresa a la que espetó y descalificó exigiendo datos que no tenía derecho de exigir, el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes de nuestro país, basándose en un estudio que hoy sabemos que no se hizo, se rehúsa a aceptar que el aeropuerto se construya donde ya se construye y se invierte, e insiste, sin datos, basándose en mentiras, que se construya en otro lugar, donde la seguridad nacional corre peligro desde que en Santa Lucía se encuentra una base de operaciones militar mexicana.
Y he aquí el verdadero conflicto: Andrés Manuel facilitando que la decisión pueda ser el aeropuerto de Texcoco, donde Carlos Slim tiene puestas sus esperanzas; por el otro lado y rabiosamente objetada esa decisión, Jiménez Spriu que tiene su cora$oncito en el mismo lugar pero debe disimular para que pueda haber inflexión que por lo menosle permita participar en el reparto de ganancias. No es el recurso de los mexicanos lo que se defiende, ni siquiera la austeridad, ni una política correctiva de planeación. Es la disputa Slim-Jiménez Spriú por meter las manos al proyecto y ser los que desde una figura de asociación público-privada puedan hacer su negocio en el mismo aeropuerto, en el mismo proyecto, pero disputando asimétricamente: uno ya fue socio de Andrés Manuel, cuando éste gobernó la ciudad de México.
Varios edificios del centro histórico pasaron a manos de Slim; ya sabe que pueden ser buenos socios. Sabe serenamente intervenir, tiene muchos años y negocios de ventaja, desde que empezó de presta nombres de teléfonos de México, cuando pasaron a manos privadas en tiempo de Carlos Salinas. El otro, con ansia de poder, de un poder nuevo, popular, arrebatado, adelantado, fuera de las reglas, que quiere estrenarlo poniendo valor agregado a su posición , con un poco de apalancamiento en el aeropuerto nuevo, sí , el de Texcoco.
A ambos los sostendrá una consulta ilegal, con un soporte falso que se dice voluntario, con donadores de trabajo de conocimiento, de material: gratuitos. Y a esto llaman la “rendición de cuentas desde la acción cotidiana.
Es otro insulto para los 30 millones de votantes y, aunque el electo repita “no me importa”, podemos repetir con Rafael Correa, es un político de la izquierda infantil”. Habremos de estar muy atentos, es nuestro país, y no podemos darnos la vuelta y seguir como si nada pasara.