Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
Rápidamente se pusieron en un punto de quiebre. El Presidente electo quiso exonerar ex profeso a Rosario Robles, catalogándola como un "Chivo expiatorio". Pero en el Congreso, MORENA no sólo quieren llamarla a cuentas, sino crear además una "Comisión Investigadora" y extender la averiguación al ámbito de la PGR.
Quizá le apuestan a la desmemoria del "respetable" para dejar todo en un exceso declarativo o en un simple escarceo mediático para después dejar en el olvidó el caso "Chayito" y tender cortinas de humo en otros asuntos igual de preocupantes, como la consulta del nuevo aeropuerto o el conflicto judicial que se avecina por la reciente aprobación de la Ley de Remuneraciones.
El hecho es que "ternurita" y su "rebaño sagrado", muy pronto han empezado a generar confusión y desencanto entre la "avalancha morada" no sólo por la serie de señales cruzadas que han enviado, sino por la evidente pugna interna que se ha empezado a filtrar a través de los medios de comunicación.
La más evidente: la que escenifican Martí Batres y Ricardo Monreal en el Senado de la República, que reventó a través de un twitt aparentemente inofensivo en el que, desde la cuenta oficial del Senado, hacen referencia al aniversario de la Independencia y mencionan la 4a Transformación de México, lo que molestó a la bancada del PRI.
Pudo quedar en una queja anecdótica, pero Martí Batres decidió hacer público el asunto y emitir una especie de disculpa oficial que puso en evidencia al equipo de Comunicación Social, traído al Senado por Ricardo Monreal, lo que se sumó al sainete de la licencia del chiapaneco Manuel Velasco, que deja de por sí una mancha negra en el arranque del nuevo régimen.
Los dos errores, cometidos en menos de dos semanas, se convirtieron en escándalo por la aprobación de la llamada Ley Mordaza -que otros denominaron Ley Antiincontinencia verbal- porque, justo una semana antes, Ricardo Monreal se había llevado más de diez minutos para defender el caso Velasco entre gritos de "¡Tiempo! ¡Tiempo!" de los ahora opositores.
Martí Batres, presidente de la Mesa Directiva, aparentemente había defendido a Monreal diciendo: "mientras esté sentado aquí, no se va a cortar la palabra a nadie". Una semana después, lanzaron la Ley Mordaza y limitaron a 5 minutos los tiempos de legisladores en tribuna, lo que obviamente irritó a la oposición, por lo sorpresivo y lo abusivo.
Así, tanto críticos como partidarios empezaron a mirar con extrañeza los dictados de sus líderes. Dicen que a MORENA la invade el síndrome de la "Chimoltrufia": Así como aprueban una cosa la echan abajo en un segundo, como en el caso de Manuel Velasco en Chiapas, o como la exoneración de Rosario Robles en boca López Obrador o como dar sólo 5 minutos en tribuna por orador.
Entre todos estos dislates de MORENA, a los seguidores de AMLO los tiene desconcertados no sólo el tema de la Ley de Remuneraciones, sino el incremento de 65 a 68 años la edad para jubilarse. Ahora, son muchos los que piensan ya en el retiro adelantado ya que "no es lo mismo llevarse lo que ganan ahora que lo que ganarán en unos meses".
Y a todo esto se suma la necedad de echar abajo las obras del nuevo aeropuerto y tirar a la basura 170 mil millones de pesos ya invertidos, más otros 100 mil en multas y sanciones que se podrían venir por el sólo hecho de cancelar el proyecto y pagar a los inversionistas involucrados. Realmente no se sabe a dónde apunta la postura verdadera del futuro Presidente de México
AMLO podría pasar a la historia como un Presidente lleno de buenas intenciones, pero de malas decisiones. Lo peor es que, ahora también anda circulando la especie de que, al igual que ha ocurrido con otros gobiernos de Centro y Sud América, hay una pretensión velada del futuro mandatario de reelegirse.
Obviamente, estas afirmaciones provenían de sus adversarios del PRI, PAN, PRD. Hasta hace unos días, a todos nos parecía una exageración, pero tras las últimas declaraciones de Andrés Manuel y su pretensión de quedarse a vivir en Palacio Nacional, pues ya todo parece como el mundo al revés.
El compañero Roberto Vizcaíno difundió hace unos días la versión, que luego fue confirmada por López Obrador, según la cual pretende emular a Benito Juárez y vivir en un "rinconcito" de Palacio Nacional debido a que el inmueble tiene rango de monumento histórico y patrimonio nacional, declarado y protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Sea como sea, él quiere construir un “departamentito” en una parte no vedada del Palacio Nacional, para vivir con su hijo Jesús Ernesto y su esposa Beatriz. Y como siempre, éste país plegándose a los caprichitos de sus mandatarios. Sólo falta que su hijo Jesús Ernesto, de 12 años de edad, termine el sexto año de primaria, lo que ocurrirá hacia junio de 2019.
Ya podemos imaginarnos las serenatas de sus seguidores en la esquina de las calles de Correo Mayor y Corregidora. Con eso de que no habrá Estado Mayor Presidencial.
“Mientras mi hijo Jesús Ernesto acaba la primaria, porque va en sexto, voy a seguir viviendo donde vivo ahora, donde es la casa de ustedes y una vez que ya termine mi hijo el sexto año, terminando entonces sí me voy a ir a vivir a Palacio Nacional, ahí voy a estar, donde vivió Juárez”.
"Donde quepa un catre y se cuelgue la hamaca"
Y es que "Ternurita" y el "rebaño sagrado" nos traen más confundidos que perro en el periférico en horas pico, porque el síndrome de la "chimoltrufia" ha invadido sus actos. "Pian pianito", igual y se nos queda más de seis años instalado con su catre en Palacio Nacional.
Mire, con eso de los superdelegados, que vendrán a poner los puntos sobre las iiiies a los gobernadores y la desaparición de oficinas de Comunicación Social, pues en términos mediáticos sólo los chicharrones del Jefe del Ejecutivo tronarán y nadie, absolutamente nadie, tendrá más proyección de imagen que él. Así van.