Depredados o mancillados, los mil 132 edificios históricos de Morelia
MORELIA, Mich., 26 de marzo de 2015.-Primera Parte.-Depredados, mancillados, ultrajados, los mil 132 edificios históricos del Centro de Morelia, subyacen al maltrato de grupos sociales, de vándalos, del tiempo, pero lo más paradójico: a la ambición de sus propios dueños.
Solamente en los últimos años, un 10 por ciento de ellos, se encuentran al punto del derrumbe, de la extinción, por descuido, abandono. O simplemente por replantear su valor catastral.
Todo el Centro Histórico es una "mina de oro", cuya plusvalía, en comparación con los nuevos complejos del sur de la ciudad, no tiene parangón.
Simple y sencillamente en este espacio lo que cuenta es el valor histórico y arquitectónico. Es como el oro: nunca baja, nunca pierde su valor.
Empero, advierte el delegado estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Jacinto Robles Camacho, el peor enemigo no es el tiempo ni el desgaste, sino la ambición desmedida del uso de sus espacios.
Y ahí están: son hoteles, cafés, bares, antros, quienes no quieren respetar la norma.
Y es que en aras de detonar la "industria sin chimeneas", del crecimiento turístico, los empresarios atentan contra fachadas, azoteas e interiores de los edificios históricos.
El delegado afirma que no está peleado el desarrollo turístico ni el crecimiento con la ley, con el respeto a la norma.
Sin embargo, ello no es así: la mayoría de los negocios han montado toldos sobre las fachadas, pese a que la Ley de Monumentos Históricos lo prohíbe. Por increíble que parezca, sólo un negocio está regularizado en este tema.
"Hay una agresión visual y no se respeta la norma que exige montar toldos desmontables", lamenta el funcionario.
De hecho, la mayoría de los casos se ventila en los tribunales, mientras tanto el crecimiento de negocios sigue en perjuicio del patrimonio histórico.
Hace falta alinear las políticas: por un lado mientras el Instituto Nacional de Antropología e Historia se convierte en paladín de la Ciudad de la Cantera Rosa, el ayuntamiento permite el establecimiento de más centros de esparcimiento en la zona centro.
Paradójico: ayer la lucha era contra los ambulantes, ahora contra restauranteros y hoteleros que se han adjudicado espacios de los morelianos.
Ahí están los portales como muestra.
No hay una ley que clarifique la propiedad real de sus pasillos, hoy invadidos por mesas, trovadores, meseros, indigentes, vendedores, cafés, cerveza. Y algo de rock.
Pero también es necesario reclasificar: son los espacios de convivencia y tiempo de los morelianos, otro hora confiscados por el temor impuesto por la delincuencia organizada.
"La necesidad del propietario es más ambiciosa de lo que se quiere regular", acusa el funcionario.
Aún así, afirma que "las ciudades son vivas, pero ello no justifica que esto se dé sin moderación".
Asegura que a la larga, muchos de los edificios históricos, convertidos hoy en centros de esparcimiento, tendrán un deterioro.
"El sonido, las vibraciones el sobrepeso, en el caso de los bares en las azoteas, y otros factores, tenderán a ello, irremediablemente", alertó.
Robles Camacho manifestó que el sector turístico puede seguir avanzado, pero en un marco de conciencia, con medidas que regulen el uso adecuado de los edificios históricos.