Comunitarios armados preservan la paz en Venustiano Carranza
VENUSTIANO CARRANZA, Mich., 8 de marzo de 2015.- Aquí, en este municipio la transición de los autodefensas no ha llegado.
El pueblo mantiene su Guardia Comunitaria, armada con fusiles de asalto.
Se encuentran apostado a la entrada del pequeño pueblo, antes sometido por la Familia Michoacana y más reciente por los Caballeros Templarios.
Pero no sólo son ellos.
Este municipio, ubicando al occidente del Estado, también paga su ubicación geográfica y cercanía con Jalisco.
Alcaldía, comandancia, negocios y casas, han sido rafaguedas por las amas del crimen organizado.
Entre el 2009 y 2011, esta región fue escenario de cruentos enfrentamientos entre los Caballeros Templarios y el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Aquí, a unos kilómetros, el mayor fosa clandestina registrada en los últimos años, producto de la disputa de la zona: 67, según los reportes oficiales.
Los lugareños aseguran que "son muchos, muchos más".
"Nos han levantado como a 70 habitantes", afirma don Conrado.
Es media semana. El sol pega a plomo.
La barricada ya está habilitada con camastros, lavadero, una pequeña construcción y costales de arena, muchos costales, que sirven para reguardar la integridad física de los comunitarios.
A media carretera, dos hombres y una mujer, también comunitaria.
Portan al hombre sus R-15 y en la mano un bote para solicitar cooperación voluntaria a los automovilistas.
A un costado de la rua, una gran manta con la imagen del defenestrado líder del Cartel de los Caballeros Templarios, Servando Gómez Martínez, La Tuta, detenido por fuerzas federales el pasado 26 de febrero y hoy preso en el penal del Altiplano, bajo investigación de 8 procesos penales, más los que se acumulen.
La entrevista de lleva a "pie de carretera".
El hombre es desconfiado, pero accede al diálogo, a cambio de que su rostro no aparezca a cuadro.
¿De qué se sostiene el movimiento?
"De algunas monedas que nos dan las mismas gentes del pueblo y los que van de paso", sostiene.
De bajá estatura, regordete, Don Conrado asegura que ya se eliminó el "cobro de piso" y la extorsión, dos de las actividades más lucrativas del cartel templario.
Todo mundo le entraba al "moche" o sufría las consecuencias.
Los comunitarios de esta lugar, no portan uniformes ni armas de la Secretaria de Seguridad Pública; tampoco patrullas, menos salarios.
A diferencia de sus homólogos de tierra caliente, "están más a la
mano de Dios".
En la barricada unos 15 hombres, todos armados con rifles de asalto, R-15 y AK-47, el famoso y mortal "cuerno de chivo", de fabricación rusa, resguardan los accesos al pueblo.
Nadie está autorizado para hablar. Sólo los líderes. Uno de ellos, Don Conrado.
¿El gobierno los apoya en algo?
"Con nada. No hay apoyo. Aquí la seguridad la llevamos nosotros", afirma al micrófono.
Dice que hay buena relación con el Ejército la Policía Federal y la Ministerial del Estado. Hay coordinación, pues.
Pero atrás queda el discurso oficial, que afirma que el proceso de institucionalización las guardias comunitaria o autodefensas, se encuentra concluido; que los civiles tendrán que sujetaste a él.
A este grupo nadie lo mueve.
Advierten que no dejaran sus posiciones de combate hasta en tanto haya las garantías para los habitantes de esta zona y la eliminación total de los grupos criminales.
Y con la caída de La Tuta, parece que esa será la ruta.