Buscando la felicidad
Uruapan, Michoacán, 13 de julio del 2013
La razón de existir es para crecer; cada uno nacemos con un potencial, en el tiempo de vida lo desarrollamos...
Al igual que una semilla de trigo es semilla y en potencia es espiga, decían los griegos, el hombre en potencia nace con una serie de capacidades y habilidades que a través de su vida desarrollará, para, en ese tiempo que llamamos vida, llegar a su potencial plenitud;… con una diferencia, en la semilla de trigo no está la decisión de caer en tierra fértil y ser regada de manera apropiada, en tanto, en la persona humana está la capacidad de decidir si crece o se queda en semilla.
En mi opinión, visto con el enfoque del párrafo anterior, la responsabilidad más grande que tienen los padres de familia y el Estado, es enseñar a sus hijos el camino para llegar a su plenitud y así, poder alcanzar la felicidad… No lo estamos haciendo; hoy estamos capacitando a los futuros ciudadanos, para ser productores o consumidores, para ser empleados o empresarios, pero no para alcanzar su potencial y personal plenitud, ni para lograr el fin primero de eso que llamamos existencia: ser felices.
Tuve la fortuna de asistir a un seminario de Ramón Gallegos sobre “Inteligencia espiritual”, en principio lo hice porque mi hijo Santiago tiene inquietudes vivenciales y en su búsqueda se tropezó con Ramón y a través de un diplomado sobre el tema, se ha enriquecido. Diplomado cuyo culmen es el seminario… El eje, a través de la espiritualidad, que no religión, alcanzar la felicidad y yo añadiría, al alcanzar la felicidad alcanzar a su vez la felicidad que proporciona el crecimiento personal que se logra a través de la meditación, como herramienta, para tener un desarrollo integral.
Durante siglos, el ser humano, sobre todo en el Oriente, ha buscado a través de la meditación el “encontrarse” para, así, llevar a plenitud su existencia y ser feliz, es hasta ahora que en un esfuerzo coincidente entre la cultura Oriental y la Occidental, sustentados en ciencia con las aportaciones de la neurociencia y la sociología y pequeñas aportaciones de la psicología, se ha podido definir el camino que en congruencia con nuestra naturaleza humana, lleva a la felicidad. Pero ojo, mucho ojo, no confundamos felicidad con placer, característica de este último la de ser momentáneo. Sacarnos la lotería o comprar un auto nuevo nos puede dar alegría, pero esta, después de un tiempo generalmente corto, desaparece. En forma contraria, cuando alcanzamos la felicidad a través de lograr nuestro desarrollo integral y alcanzar nuestra plenitud, esta se vuelve parte de nosotros.
Muchas son las teorías y propuestas que se han hecho para definir un camino para alcanzar la felicidad, de ellas, en el diplomado, por su efectividad y la coincidencia de Maestros y estudiosos, se han elegido doce:
- Vivir en atención plena. Estar despierto, tomar conciencia de nuestra propia vida, atender nuestro presente.
- Vivir con optimismo. Tener la confianza en que nuestro futuro está bajo nuestro control y que en nosotros está el alcanzar la felicidad.
- Vive la serenidad. Toma conciencia y acepta tu circunstancia y tu pasado.
- Practica la simplicidad. No te compliques la vida, enfócate en una actividad, no vivas con estrés. Quién vive con simplicidad entiende que menos es más.
- Mírate con autocompasión. Trátate como tratarías a un amigo, reconoce tu universalidad, que eres, con todos tus hermanos espirituales, parte de un todo.
- Irradia amor. Quiérete tú, pero ama a tu prójimo, a tu familia, a tus conciudadanos, a los ciudadanos de otras naciones, hermanos de raza, ama la naturaleza, a todo ser vivo ¡Irradia amor hasta a el universo!
- Expresa gratitud. No se trata de dar las gracias, sino de reconocer los dones recibidos, desde el hecho mismo de existir hasta cualquier don recibido. Desde el don de respirar, hasta el abrazo de otra persona y su sonrisa.
- Mantén la ecuanimidad. No te exaltes, no te irrites, hasta quién pretende hacerte un mal, te hace un bien al permitirte probar tu propio desarrollo.
- Disfruta con desapego. No te aferres a las cosas, ni a los bienes ni a las personas. Ve la vida desde ti, desde tu interior, lo exterior es circunstancial, disfrútalo, pero no dependas de ello.
- Mira con discernimiento. Se sabio, piensa, razona, entiende. Todos somos sabios, nada más que algunos no los sabemos.
- Practica la amabilidad. Se sencillo, ponte en el papel de quién tienes enfrente, reconoce su humanidad y su derecho a equivocarse, ayúdale, se atento y cortés… Y finalmente:
- Práctica el noble silencio. Evita la estridencia, escucha, medita, mide tus palabras y cuida su contenido, reflexiona y después expresa.
Bien estimado amigo y gentil lector, ya tienes en mano un camino para alcanzar la plenitud y ser feliz, respetuosamente te sugiero por tu parte busques donde y como continuar tu desarrollo espiritual. Espero haberte servido, ya que me encantaría compartir tu felicidad a través de esa fuerza misteriosa que nos hace uno y parte de ese todo que es son la vida y el Universo.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador