?Una mujer será presidenta cuando no quede ningún hombre?.
“Una mujer será presidenta municipal el día que no quede ningún hombre en el pueblo”. Ésta expresión escuchada de voz de los “limitantes” del partido tricolor en los años noventa en un pequeño y risueño municipio del Estado de México, impidió que una mujer que tenía todos los merecimientos de arraigo, profesionales y de experiencia llegará a ocupar la Presidencia Municipal. Le dejaron hacer la precampaña a fondo para que lograra su sano objetivo, pero en la decisión final tomada por convención de delegados, a pesar de que en votación abierta derrotó a sus masculinos contrincantes, el argumento de marras dicho por la élite machista del pueblo le robó la candidatura a alcalde y hubo de aceptar la de Síndico Procurador.Situaciones como la anterior no ocurren ya tan frecuentemente en el México contemporáneo. Hubo que transitar muchos escollos legales y reticencias machistas para en un primer momento lograr el voto de la mujer allá en el año de 1953. De entonces ahora hay historias de éxito de la incursión de las mujeres en la vida política del país como representantes populares y, desde luego, en todos los ámbitos de actuación de la vida social y profesional.Existe por fortuna una fuerte presencia de la mujer en la integración de los cabildos municipales; en las presidencias municipales, en las gubernaturas, y no se diga la lucha por alcanzar más posiciones a nivel federal como diputaciones y senadurías, aunque en estos últimos casos se repitan con frecuencia historias de simulación que avergüenzan y lastiman a un electorado sensible. Sobra decir que en el medio rural los liderazgos ejidales y comunales los van ejerciendo con mayor pulcritud y entereza las mujeres.Y parece que ha quedado atrás, también por fortuna el carácter machista, en sus distintas facetas, en las nuevas generaciones de mexicanos. Se ha roto la tradición de los espacios que otrora estaban seleccionados, designados, o reservados nada más a las mujeres, tanto en la casa como en la vida pública. Hoy todos los espacios son de todos.Los comentarios de que México no está preparado para que lo gobierne una mujer, cuando vienen del género masculino denotan ciertos resabios de un pasado machista atávico. Pero tenemos que detenernos a pensar que son justamente las mujeres las que hacen que el mundo ruede más o menos en condiciones de tersura y suavidad. Siempre dan vida. Protegen. Apapachan. Aconsejan. Calculan y toman decisiones casi siempre acertadas. Y cuando exigen sus derechos lo hacen con una determinación más firme que un brazo de santo apuntando al cielo.Hoy los mexicanos tenemos de cara un reto muy importante de elegir al Presidente o Presidenta de México de entre cuatro aspirantes, tres hombres y una mujer, y ésta, como nunca en la historia con posibilidades reales de triunfar. Éste sólo hecho es ya un triunfo de género importante y bien ganado.Nuestro voto suma, cuenta y decide. Tenemos que hacer un ejercicio de conciencia profundo para elegir con frialdad, no por eso sin entusiasmo, a quien llevará los destinos de la nación en los próximos seis años. Le reflexión deberá incluir como mínimo qué y cuál valor le doy a mi propio voto: El de un ciudadano libre que analizó propuestas de candidatos y trayectorias. El de un ciudadano que vota siempre por el mismo partido con independencia de los candidatos. El de un ciudadano que responde con su voto a favor o en contra de un candidato o candidata solo por cuestión de género. Lo anterior desde un análisis personalísimo. Pero viene otro elemento que hay que analizar también con frialdad. Quiénes son los personajes que acompañan a los candidatos presidenciales, tanto su equipo cercano de trabajo como los correligionarios de su partido que buscan, al alimón, también cargos de elección popular. En fin tenemos noventa días para verles, escucharles y decidir.Se ha avanzado en términos de la reticencia, con la presión de la ley y, en algunos casos, de la poca moral de quienes toman decisiones, a que las mujeres encabecen y destaquen en todos los espacios políticos. Más allá de quien triunfe en la elección presidencial debe la sociedad mexicana dar muestras de madurez y apoyar después del 1 de julio a quien la mayoría decida. Por lo pronto, las menciones del tipo de que “una mujer será presidenta cuando no quede ningún hombre”, deben quedar en el pasado y desterrarse de todos los municipios de México. Con ellas todo. Sin ellas nada. Son nuestras compañeras de viaje.* Investigador. Licenciado en Derecho, especialista en Agrario. Maestro en Ciencias en Desarrollo Rural Regional. Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad. Diplomado en Unión Europea. chaloes@hotmail.com